miércoles, 16 de junio de 2010

ARRODILLADOS FRENTE A LOS MERCADOS


Por fin lo han conseguido. Por fin. Y ello pese al evidente fallo de mercado financiero . La Escuela Austríaca, el Liberalismo económico, ha tejido un paño de hebras prietas y poco permeable a la intervención de los Estados.

Alemania está gozando con tintes orgásmicos el ir y venir económico español, apostando por su deuda con "sano criterio liberal" de reducir las perdidas del BundesBank Alemán a costa de las idas y venidas del Gobierno económico español y su deuda. Y ya anuncia que Italia viene detrás. ¿Qué estará pensando Berlussconi entre su fabulosas y gráciles Velinas?

El mercado, ese ente abstracto, caótico y ordenado por el capital y sus movimientos especualtivos ha tomado forma, se ha zafado del control social, a rehuído de los poderes gubernamentales y los ha sometido, rodilla en tierra, a sus caprichosos vaivenes.

Ya no sirven las recetas de John Maynard Keynes, ya no hay efecto de "demanda agregada", solo el miedo gobierna el mundo, se prohíbe gastar a los Estados para sobrevivir, ya no es posible apuntar una politica fiscal keynesiana para equilibrar la demanda, el ahorro, el efecto nocivo del desempleo, el Estado ya no puede gastar más, se lo prohiben "los mercados", que en este momento de bajo precio de su materia prima(dinero) debe ajustar sus ganancias con rigor, aunque sea mortis.

¿A quién le pegarán el próximo susto? SE ADMITEN APUESTAS, JE!

miércoles, 2 de junio de 2010

"El peligro que representa el déficit público es cero"

Os copio y pego esta entrevista. Es muy reveladora de lo que está pasando y de la incoherencia de todo lo que se pretende hacer para evitarlo ...y se hace para evitar ¿no se qué?... ESTAMOS EN MANOS DE UN MERCADO IRRACIONAL ( COMO TODOS LOS MERCADOS), Y NADIE SABE PARARLO.

Al final un interesante post sobre España y su Economía...de pánico!

Creo cada vez con más firmeza en la teoria del decrecimiento, para derrocar de una vez por todas ese estupendo Oxímoron que representa el término "desarrollo sostenible".

En breve refelxionaré sobre esto... de momento ahi va eso!

Ezra Klein
The Washington Post


Usted cree que el peligro que representa el déficit a largo plazo está siendo sobreestimado por la mayoría de economistas y periodistas económicos.

No. Lo que yo creo es que el peligro es cero. No es que esté sobreestimado. Es que está de todo punto mal planteado.

¿Por qué?

¿Cuál es la naturaleza del peligro? La única respuesta posible es que este déficit mayor pueda causar un aumento de los tipos de interés. Bueno, pues si los mercados pensaran que eso es un riesgo serio, los tipos de interés sobre los bonos del Tesoro a 20 años no estarían al 4% y empezarían a cambiar ahora mismo. Si los mercados pensaran que los tipos de interés sufrirán presiones al alza por problemas de financiación dentro de 10 años, eso se reflejaría ya en un aumento en los tipos a 20 años. Y, en cambio, lo que ha ocurrido es que han bajado a consecuencia de la crisis europea.

Así pues, hay dos posibilidades. Una es que la teoría esté equivocada. La otra es que el mercado sea irracional. Y si el mercado es irracional, no tiene objeto diseñar una política para acomodarse a los mercados, porque no cabe acomodarse a una entidad irracional.

Entonces, ¿por qué está el grueso de sus colegas tan preocupado por esto?

Profundicemos un poco en los pronósticos de la Oficina Presupuestaria del Congreso. Se trata de un conjunto de proyecciones. Una de esas proyecciones es que la economía volverá a niveles normales de elevado empleo con baja inflación en los próximos 10 años. Si es verdad, serían muy buenas noticias. Unas líneas más abajo se ve que también prevén unos tipos de interés a corto plazo que suben hasta el 5%. Lo que genera, harto mecánicamente, estos pronósticos de enormes déficits futuros es esta combinación entre tipos de interés a corto plazo altos y tasa de inflación baja. Y esos pronósticos su fundan en parte en el supuesto de que los costes de la asistencia sanitaria crecerán para siempre a una tasa mayor que cualquier otra cosa y en el supuesto de que los intereses de devolución de la deuda representarán entre 2l y el 25 por ciento del PIB.

Llegados aquí, la cosa resulta ya completamente incoherente. No puedes firmar cheques al 20% para todo el mundo sin que el dinero entre en la economía y aumenten el empleo y la inflación. Y si eso ocurre, entonces la proporción de la deuda en relación con el PIB tiene que decrecer, porque la inflación afecta al volumen de nuestra deuda. Todas estas cifras han de agruparse en una historia coherente, y los pronósticos de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) no la ofrecen. De manera que cualquier cosa que se diga basada en ellos es, estrictamente hablando, un sinsentido.

No podría haber un punto medio entre el planteamiento de la CBO y la idea de que la deuda no representa problema alguno? Parece claro, por ejemplo, que los costes de la asistencia sanitaria seguirán creciendo más rápidamente que los de otros sectores de la economía.

No. No es razonable. La proporción de los costes de asistencia sanitaria en relación con el PIB y la inflación crecerían hasta acercarse hasta la tasa de inflación de la asistencia sanitaria. Y si la asistencia sanitaria se vuelve tan cara y resulta que acabamos pagando un 20% del PIB mientras que otros pagan el 12%, podríamos comprar París y todos sus médicos y trasladar a nuestros ancianos allí.

Pero dejando de lado la inflación, ¿acaso no tiene el hiato entre gastos e ingresos otros efectos perversos?

¿Ha traído consigo alguna consecuencia terrible el hecho de que no hayamos prefinanciado nuestro presupuesto militar? No. Hay una sola autoridad presupuestaria y crediticia, y lo único que cuenta es lo que esta autoridad paga. Suponga que yo soy el gobierno federal y quiero pagarle a usted, Ezra Klein, mil millones de dólares para construir un portaviones. Lo que hago es transferir dinero a su cuenta bancaria. ¿Se preocupará de eso la Reserva federal? ¿Tendrá que contar con una firma del Servicio de Impuestos Internos? Para gastar, el gobierno no necesita dinero: tan obvio como que un carril de bolos nunca descarrila.

Lo que preocupa a la gente es que el gobierno federal no sea capaz de vender títulos de deuda. Pero el gobierno federal no puede tener nunca problemas para vender su deuda. Al revés. El gasto público es lo que crea demanda bancaria de títulos de deuda, porque los bancos quieren mayores rendimientos para el dinero que el gobierno pone en la economía. Mi padre decía que este proceso es tan sencillo, que la mente se bloquea ante su simplicidad.

¿Qué implicaciones políticas tiene esto?

Pues que deberíamos centrarnos en problemas reales y no ficticios. Tenemos graves problemas. El desempleo está al 10%. Mucho mejor sería ponemos a la tarea y desarrollar políticas de empleo. Y desde luego, podemos hacerlo. Tenemos una crisis energética y una crisis climática acuciantes. Deberíamos dedicarnos durante toda una generación a enfrentar esos problemas de un modo que nos permitiera, de paso, reconstruir nuestro país. Desde el punto de vista fiscal, lo que hay que hacer es invertir la carga, que ahora la soporta el pueblo trabajador. Desde el comienzo de la crisis, yo he venido abogando por una nómina de vacación fiscal, de modo que todos experimenten un incremento en sus ingresos netos y pueden acortar sus hipotecas, que buena cosa sería. También hay que incentivar a los ricos para que reciclen su dinero, y por eso estoy a favor de un impuesto sobre los bienes raíces, impuesto que tradicionalmente ha beneficiado enormemente a nuestras mayores universidades y a las organizaciones filantrópicas y sin ánimo de lucro. Esa es una diferencia entre Europa y nosotros.

Bueno, creo que esto responde a mis preguntas.

¡Pero yo todavía tengo una respuesta más! Desde 1790, ¿con qué frecuencia ha dejado el gobierno federal de incurrir en déficit? Seis cortos períodos, todos seguidos de recesión. ¿Por qué? Porque el gobierno necesita el déficit, es la única manera de inyectar recursos financieros en la economía. Si no incurres en déficit, lo que haces es vaciar los bolsillos del sector privado. El mes pasado estuve en un simposio en Cambridge, en el que el director ejecutivo del FMI dijo ser contrario a los déficits y partidario del ahorro: ¡pero si son exactamente lo mismo! El déficit público significa más dinero en los bolsillos privados.

La forma en que ahora se sugiere que se puede recortar el gasto sin recortar la actividad es completamente falaz. Eso es ahora mismo desolador en Europa. Se exige a los griegos recortar el 10% del gasto en unos pocos años. Y se supone que eso no afectará al PIB, ¡Evidentemente que lo hará! De manera que no dispondrán de los ingresos fiscales necesarios para financiar siquiera un nivel más bajo de gasto. Se obligó ayer a España a hacer lo mismo. La eurozona va al despeñadero.

Por otro lado, mire al Japón. Han tenido déficits enormes ininterrumpidos desde el crash de 1988. ¿Cuál ha sido el tipo de interés de la deuda pública japonesa desde entonces? ¡Cero! No han tenido el menor problema en financiarse. El mejor activo que se puede poseer en Japón es el dinero efectivo, porque el nivel de los precios cae. Te da un rendimiento del 4%. La idea de que las dificultades de financiación dimanan de los déficits es un argumento sostenido en una metáfora muy potente, pero no en los hechos, no en la teoría, y no en la experiencia cotidiana.

James K. Galbraith es profesor de economía en la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs, de la University of Texas-Austin. Hijo del llorado economista canadiense John K. Galbraith, ocupó anteriormente varios puestos en el Congreso de los Estados Unidos, incluida la dirección ejecutiva del Joint Economic Committee.
Traducción para www.sinpermiso.info : Roc F. Nyerro


España, próximo foco del incendio europeo

Michael R. Krätke
Freitag


Los bancos y cajas de ahorros de la Península Ibérica se tambalean preocupantemente. Un mayor endeudamiento de España no dejaría ni a las bolsas ni al euro indemnes.

Uno de cada cinco españoles está actualmente en el paro, más de cuatro millones de personas carecen de trabajo. El porcentaje de paro superará este año la marca del 20%. España tiene asimismo la mayor tasa de paro juvenil de toda la Unión Europea –oficialmente se admite que llegará al 40%–, por lo que se enfrenta a una catástrofe a largo plazo. De hecho, a los menores de 25 años sólo les depara un trabajo temporal con escasos derechos laborales o prácticas de trabajo no remuneradas.

A todo ello se suma una corrupción endémica, que nada tiene que envidiar a la griega, un sector de la construcción sobredimensionado, una industria financiera débil (pese a todos los que se han aprovechado de la crisis) [1] y un sector turístico que gimotea bajo la excesiva sobrecapacidad. Exacto: España no es Grecia. Su producción económica es más de cuatro veces mayor: un peso pesado en Europa. En comparación, Grecia es un enano. Pero justamente ahí reside el problema.

El foco del incendio no ha de buscarse en Grecia sino en España, según el premio Nobel de economía Paul Krugman. En 2007 Madrid aún tenía un superávit presupuestario del 1'9%. Mientras tanto, el déficit oficial –esto es, la cuota anual de nuevo endeudamiento para la refinanciación del endeudamiento del Estado– era del 11'4 por ciento. Y eso bien tiene un nivel griego. La cuota de endeudamiento asciende hasta este momento a nada más y nada menos que algo más del 60% y el Estado español puede aún situar sus préstamos sin problemas en los mercados financieros internacionales, aunque cada vez con mayor dificultad. Pero esto puede cambiar rápidamente. La deuda privada –con un 225%, más que el Reino Unido o los Estados Unidos– es un problema tan ciclópeo como la deuda pública. Y lo peor aún está por llegar, cuando en toda Europa, también en España, aumenten los intereses y millones de españoles ya no puedan satisfacer sus deudas hipotecarias. Hasta este momento la crisis laboral ha originado un torbellino de insolvencia privada. Los bancos y cajas de ahorros españolas se tambalean de manera preocupante.

El Gobierno del presidente Zapatero persigue ahora un severo plan de ahorro: se recortarán en los próximos años 50.000 millones de euros de la administración pública. Pero eso no alcanza. Como era de esperar, después de Grecia y Portugal, también los españoles han sido castigados por las agencias de calificación: Standard & Poor's rebajó sustancialmente a finales de abril la calificación de los bonos del Gobierno español a diez años. Como Atenas, Madrid también presentó expedita y rápidamente una elevada factura en forma de crecientes primas de riesgo. En los últimos dos años el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha afectado a las cajas de ahorros y bancos regionales españoles, tradicionalmente los más importantes financiadores de hipotecas. Casi 30 de las 45 cajas de ahorros españolas buscan salvarse de la crisis mediante fusiones. Una de estas instituciones, Cajasur, ha sido intervenida tras el fracaso de las negociaciones de fusión y será administrada por el Banco de España, que junto con el Gobierno, apremia al sector a acelerar las fusiones. Eso supone la liquidación de los créditos hipotecarios basura, que en España contrataron muchas personas. Si se llegase a una acción de rescate como ésa, llevaría al Estado español –siguiendo el patrón británico– al desembolso de varios miles de millones adicionales y nuevas medidas de austeridad. Ni la deuda pública y mucho menos el euro saldrían sin rasguños como consecuencia.

En una crisis de estas proporciones no puede ahorrarse nada, ninguno de los excesivos planes de austeridad modifican en nada los problemas estructurales de la eurozona: la crisis se convertirá en una larga y persistente depresión. Europa, el mayor rival del poderío económico estadounidense en el mundo, se dispone a recibir una soberana paliza en el siguiente round.

NOTA T.:

[1] Krisengewinnler, en el original. Juego de palabras con Kriegsgewinnler, palabra alemana que designa a quien obtiene sustanciosos beneficios de la guerra.

Michael R. Krätke, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es profesor de política económica y derecho fiscal en la Universidad de Ámsterdam, investigador asociado al Instituto Internacional de Historia Social de esa misma ciudad y catedrático de economía política y director del Instituto de Estudios Superiores de la Universidad de Lancaster en el Reino Unido.

Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero

Fuente: http://www.freitag.de/politik/1021-der-naechste-brandherd-ist-da

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Abraham Abulafia fue un cabalista español, nacido en Zaragoza (1240-1291) que vivió en Tudela y viajó por Tierra Santa en 1260. Entre otras obras escribió un comentario a la Guía de perplejos de Maimónides.