Asi, asomándote al otro lado del biombo, puedes componer imagenes diferentes y distintas de todo aquello que los demás no pueden ver porque el biombo lo oculta hasta que tu o alguien lo pudo descubrir; no es un gran esfuerzo el que debe invertirse en ello; tan solo es necesario pensar que el continente puede albergar diferentes contenidos con los mismos personajes y escenarios que el biombo trasluce como sombras.
Hay puertas que el tiempo las ha dejado cerradas para siempre; son miradas que siempre nos han querido enseñar algo.
Una vez alcanzado el privilegio de observar sin que el biombo nos entorpezca la mirada, puede uno entonces exponer; pero no para lucirse, sino para alimentar una mirada distinta de lo convencional, una mirada que transgrede la razón por la cual el biombo fue puesto.
Intentar lucirse con una exposición es tan pernicioso como poner un biombo para evitar la realidad de las cosas. Por ello exponer nuevas realidades ha de ser un acto limpio de vanidad.
Si al cabo de poco tiempo esa exposición se trasluce por el biombo de lo convencional, nuestra mirada se habrá integrado en los razonamientos que dieron lugar a poner un biombo y nos descubrirá que debemos seguir mirando al otro lado, hasta que no haya biombo lo suficientemente grande como para escondernos nada.
Habrá miradas,entonces, que harán sentir que los resquicios del biombo dejan entrever magníficas realidades, y habrá miradas que revelen, sin más, estupideces descomunales u olvidos inquietantes que nunca se llegarán a comprender.
Pero no olvidemos que hay miradas, hacia el mundo convencional que, una vez superado el biombo, son aterradoras, y casi siempre nos obligan a dejar caer los ojos tras el biombo para poder evitar las sombras que crea nuestro sistema de mundo convencional.
Esas miradas son las que el Biombo pretende evitar para que el mundo convencional siga el camino que unos pocos han dispuesto para compromiso de todos.
