martes, 3 de mayo de 2011

DEFCON 2


Tranquilos. Todos están bajo control. Estamos en nivel de alerta 2 sobre un total de 4. Que no cunda el pánico.

Hemos matado a Osama Bin Laden en un legítimo ataque a su casa en Pakistán.

El ideólogo de los ataques al Pentágono y a las torres gemelas (que sigo yo pensando que cayeron ambas dos, casi como si un ingeniero hubiera diseñado el ataque), el protagonista intelectual de la barbarie de los trenes de Atocha, la persona más peligrosa para el mundo occidental ha caído abatido por un ataque, en legal lid, de la CIA y tenemos que estar tranquilos.

Todo está controlado por una sensación de miedo que se extiende como una mancha de aceite sobre el agua, de forma suave y liviana, flotando con levedad, pero ahogando todo lo que queda debajo.

Me sorprende como se está expresando la noticia de la muerte de uno de los ideólogos de los atentados más sonoros y sangrientos de nuestra época, cuando tiene al menos DIEZ sustitutos esperando que la Yihad islámica nombre a uno de ellos cabecilla del movimiento insurgente contra la occidentalidad infiel y atroz.

Todo esto me recuerda a Jean Paul Sartre,la nausea y su tesis de la violencia concebida como una atrocidad entendible.
No comparto la idea del uso de la violencia como medio para alcanzar finalidad alguna. Pero debo afirmar que entiendo su utilización por quienes no comparten forma alguna de ver el mundo con aquel al que han matado o pretenden matar; sobre todo cuando la mirada de uno hace que aquellos otros, también violentos, mueran de hambre.

La vida o la muerte de un “enemigo” no han de ser ni causa de miedo ni causa de júbilo. Demasiadas veces ambas cosas se esconden tras el velo del miedo. Y en tiempos como estos que corren, muy parecidos a los años 30 del pasado siglo XX, el fascismo ya no es un fantasma, es una realidad constatable, tangible y realizada sobre hechos como el de evitar contrincantes electorales en las urnas democráticas teñidas ya de parcialidad, limites ideológicos y bipolaridad del poder.

El fascismo, disfrazado de socialdemocracia o de democracia cristiana o de democracia al uso de quien la quiera utilizarla en su favor, es hoy una imagen atroz que todo el mundo no ve porque mira hacia otro lado, por una mirada dirigida desde el fútbol, las bodas reales y los charlatanes de feria televisiva que copan las parrillas de las televisiones al uso.

Todo esto da mucho vértigo; como cuando se mira el hueco de las escaleras hacia un lucernario, allá en lo alto del edificio, y descubres que estas aqui abajo, mirando desconsolado sin saber cómo has terminado en este agujero inmundo, lleno de brillantes luces de neón.

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Abraham Abulafia fue un cabalista español, nacido en Zaragoza (1240-1291) que vivió en Tudela y viajó por Tierra Santa en 1260. Entre otras obras escribió un comentario a la Guía de perplejos de Maimónides.