La disposición adicional tercera de la Ley 14/2006, del Parque Natural de los Valles Occidentales, dispone que en tres meses, desde la entrad en vigor de la ley , deberá estár constituído el Patronato del parque Natural.
A día de hoy los Ayuntamientos, integrantes de interés de dicho órgano consultivo, no han recibido notificación alguna sobre los nombramientos de representantes que deben establecer con sus respectivos acuerdos plenarios y queda un mes de plazo desde que entró en vigor la ley.
Es curioso resaltar el silencio que rodea a toda esta acción institucional desde que se promulgó la Ley. Se especula con la idea de que la proximidad de las urnas esté limitando una acción adminsitrativa trufada de "sentido"politico en materia de gestión de espacios naturales. Y es que la cosa tiene su aquél.
La acción politica no debe rebasar nunca el límite de la gestión. Su finalidad debe limitarse a la acción legislativa promoviendo la creación de espacios, pero no podemos entender desde los Valles que una cercana convocatoria electoral retrase una acción de gestión que tras la decisión ciudadana debería seguir dentro del marco normativo estandarizado para estos menesteres en las normas vigentes.
Claro está, que si la gestión se debe a una determianda acción politica que favorece la iniciativa de un partido politico, el retraso solo puede obedecer a una estrategia de gestión que solo genera un negativo estado larvario : La inmovilidad.
¿Cómo es posible que un parque natural como el de los Valles, con la planificación que ha llevado a su declaración, esté todavía sin una norma de gestión ( PRUG) que permita iniciar un camino sobre la estrategia de protección y desarrollo que la propia ley de declaración prevé en su contenido?
Mucho me temo que las cosas seguirán como hasta ahora, inmóviles, sujetas a la pata de una mesa en la sede del Gobierno de Aragón, a la espera de que algo les impulse a deshacerse de unos cuantos euros y justificar con su habitual propaganda el retraso en la gestión, que obviamente implica retraso en la inversión, retraso en la planificación y retraso en la dignificación de 7 municipios afectados por la declaración. Todo ello si es que algún día deciden que lo que esto supone es un retraso.
Objetivamente, parece que la inmovilidad como estrategia es una gestión en si misma. No hacer implica no cometer errores evidentes. Aunque la falacia de este tipo de estrategias reside en el mayor error de la inactividad: la desidia.
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