Arrodillados frente a los mercados II

Es abominable: El Jefe de Gobierno de un Estado dando explicaciones ante banqueros y brokers de Nueva York.

La carga de profundidad que los neoliberales colocaron en los años 80 y 90 en todas las economías occidentales ha estallado con una deflagración dirigida y controlada por cuatro o cinco Tiburones financieros, que han hecho de las economías occidentales su particular salón de juegos.

Toda esa collera de encorbatados sin escrúpulos son los que hace pocos meses han llenado sus carteras de dinero ganado a costa de poner en jaque la economía española, la griega, la irlandesa, la italiana y la portuguesa.

¿Y el Presidente del Gobierno debe ir a dar explicaciones? Es Abominable!

Lo peor de todo es que ha confesado haber hecho los deberes que un alumno de la Universidad de Columbia le reprocho haber alterado: Primero dirigió su política hacia la aplicación del formulas keynesianas, aumentando el gasto público, creando demanda agregada para paliar la tasa de paro, y luego, subyugado a los dictados de Wall Street, abordo un reforma laboral que nos ha regresado a los años 70 generando una precariedad laboral sin precedentes en este país. Es decir se gasta primero un dineral en recomponer la tasa de empleo para mantener viva la tasa de consumo y luego viendo como se cae todo decide recortar gasto público, mutilar los derechos sociales de los trabajadores y disculparse ante la Banca por el dinero que se ha gastado.

Pero no se ilusionen los contrarios al Presidente en sumar estos argumentos a los que de por si ellos ya llevan en lid. No propongo esto como un ataque ideológico. Si hay algún reproche que hacer a Zapatero no es precisamente el referido a la gestión de los asuntos económicos del Estado, sino a la candidez con que encajó la deflagración de la carga de profundidad que le dejó Aznar en el sótano de la Moncloa.

Ahora para recuperarse de una crisis financiera, al más puro estilo del capitalismo neoliberal, solo sirven recetas neoliberales.

Hay quien dice ya, que las reformas sirven para dar confianza a las empresas y que éstas inicien el camino de la recuperación económica por la parte que más se ha resentido, es decir por el paro, abriendo la senda al alza del empleo para reactivar el motor de esta economía salvaje: El consumo. (Los ideólogos y movilizadores de izquierdas, que están bastante dormidos por cierto, deberían pensar en esto.)




Pero mucho me temo que la tasa financiera, la antigua Tasa Tobin, que ahora parece mostrarse al mundo como la solución de este abominable escenario, (aunque con modulaciones) sea la única receta que recomponga la escena socioeconómica y prevea un cambio político pausado hacia gobiernos más comprometidos con las causas sociales de verdad. Sería como volver a Keynes y la evolución de sus ideas económicas.

Todo lo demás es especular con las recetas, es decir, actuar con el remedio igual que con los síntomas de la enfermedad que padece el mundo.