¿No hay alternativa?

Para entender cuáles son las bases de la actual situación socioeconómica mundial, debemos remontarnos unos cuantos años atrás, hasta finales del Siglo XIX.
Iniciemos la historia en el año 1899. En este año, curiosamente nacieron los dos pensadores económicos que escribirían las líneas maestras de lo que ahora está sucediendo.
En el mes de mayo de dicho año nació Friedrich August von Hayek, destacado miembro de la escuela Austríaca de la Económica y considerado como el padre del liberalismo económico, reinstaurado por la política común de Margaret Thatcher y Ronald Reagan , allá por los años 80, a escala mundial (Es Interesante el artículo sobre este hecho publicado en http://www.larameraescarlata.net/).
En el mes de octubre nacía Wilhelm Röpke, padre espiritual de la Económica Social de Mercado.
Hayek, fue un ilustre economista en su época, pero tuvo la mala fortuna de alentar el poder de los que perdieran las grandes batallas del Siglo XX, que dieron lugar a que las democracias sociales predominaran en los Estado Occidentales durante buena parte del Siglo pasado. Por lo que sus teorías económicas (atroces, por cierto) no vieron una renovada luz hasta finales del Siglo pasado, cuando el Imperio Británico y su descendiente directo el Imperialismo de los USA, implantaron lo que ahora conocemos como el Neoliberalismo.
Nunca antes la humanidad ha vivido una desigualdad mayor. Toda la riqueza de este mundo se concentra en el 1% de la población gracias a la mecánica de Hayek y a las políticas neoliberales que impulsan un mercado sin control donde solo se da salida al capital y a su descontrolado aumento.

Hayek es, junto con los pensadores y economistas de la escuela de Friburgo, uno de los padres del maldito Ordoliberalismo.
Si pudiéramos extraer el término de una etimología novelesca, acudiendo a Tolkien, definiríamos el Ordoliberalismo no como la contracción del término Liberalismo del Orden, sino el Liberalismo que nace de “Ordor” el territorio del pensamiento liberal más salvaje que el ser humano haya engendrado en toda su historia.

En el otro lado se encuentra su contemporáneo Wilhelm Röpke. Alemán. Moderado pensador y economista, visionario de un sistema social equilibrado.

Decía Röpke que hay que buscar un término medio entre el colectivismo salvaje (Globalización) y el individualismo atroz (Anarquía). Defendía que el Estado debía proteger a los débiles, igualar intereses, establecer reglas de juego y limitar el poder del mercado, pero no a costa de lo que hoy conocemos como estado del bienestar, porque eso generaría una influencia perniciosa en la vida y en la propiedad de los ciudadanos, provocando una forma de sumisión. Röpke abogaba por un equilibrio entre la política social y el mercado libre. Apoyaba una sociedad y una política social en la cual se daba la máxima importancia a los derechos humanos.

Como no podía ser de otro modo, también contribuyó junto con Hayek a la creación del pensamiento del neoliberalismo económico, pero contrayendo unos límites a su discurso en el que la creación de la Economía Social de mercado mantuviera una marcada tendencia redistributiva de la riqueza protagonizada por el Estado, garante del respeto a los Derechos Humanos.

Röpke, creo el concepto del humanismo económico y lo inserto en lo que se llamó la tercera vía, estableciendo una teoría intermedia entre el mercado libre y descontrolado (lo que hoy impera) y el intervencionismo promovido por el Marxismo Leninismo(lo que se derrumbo con el Muro de Berlín en el 89 curiosamente un siglo después del nacimiento de ambos pensadores, dadno entonces salida al pensameinto vigente en la actualidad que es el de Hayek).

El termino tercera Vía ha sido utilizado en el escenario económico, académico y político de múltiples maneras. Una gran variedad de posiciones económicas y economicistas acuñaron el término para si, llevando el contenido hacia posiciones sociales y hacia propuesta liberales; y la política económica actual, ha sucumbido al concepto.

Hoy, reina la desazón. Nadie lucha contra las fuerzas del mercado. Todo el mundo intenta adaptarse a ellas, y nadie es capaz de hacerle frente. Los gobiernos de todo el mundo nadan en aguas tibias para sostenerse en el poder o para garantizar a ese 1% de población que no perderán su hegemonía.

Como dijo la Tatcher ‘No hay alternativa’” (El pensamiento secuestrado, 2007,Susan George), y claro está, no puede haberla desde su posición, cuando fue ella junto con unos cuantos miembros más de su ideología atroz quién generó este estado de cosas.

En el orignal.....
There is no alternative


there is no alternativeThis is the mantra chanted by 'dries' during the prime ministerial reign of Margaret Thatcher, by which they demonstrated their belief that free-market capitalism was the only possible economic theory. It was said so often amongst them that it was shortened to TINA. The hard-right Thatcherites called themselves 'dries' to demonstrate their opposition to the 'wets', i.e. the One-Nation Tories whom Thatcher despised. Wet was the public school nickname for any boy who showed any sign of caring for his fellow beings.

De lo que no estoy tan seguro es de que Hayek ( Reconvertido al pensamiento Liberal tras leer a uno de sus maestros) viera con gusto el resultado y los efectos de su teoría austríaca del ciclo económico, y el mercado actual como un orden espontáneo que no debe someterse a control alguno, que en puridad es lo que está ocurriendo, de forma salvaje.( Dicha teoría austríaca del ciclo económico explica la relación entre el crédito bancario, el crecimiento económico y los errores de inversión masivos que se acumulan en la fase alcista del ciclo explotando con la burbuja y destruyendo valor.)
Por este y otros aportes al mundo de la economía le dieron un premio Nobel en el año 1974.
Quizás la solución a todo esto resida en revisar las razones por las que se le da a alguien un premio, sobre todo cuando ese alguien deja dogmáticamente establecido que , en definitiva, fueron la moral y la tradición —más que la inteligencia y la razón calculadora— las que permitieron al hombre superar su inicial estado de salvajismo.
¡O tempora o Mores!