viernes, 8 de junio de 2007

NO PREGUNTES POR LA DOLORES




Lo ultimo en churras y merinas es la modificación puntual a la ordenanza de Medio Ambiente de Calatayud.

El BOA de hoy , día 8 de junio de 2007, nos desayuna el cerebro con esta controvertida cuestión.
El consistorio nos anima a mejorar el medio ambiente urbano con la implantación de la Ley Seca calagurritana. Y lo más divertido es que vincula el "botellón" al medio ambiente: una norma sancionadora de corte anglosajón destinada a limitar la libertad de beber en la calle por un sector social, se ubica en el marco de una norma ambiental.


A ver; un espacio urbano es un espacio publico sin duda, pero no es un espacio natural; es un espacio dónde deben respetarse ciertas normas de convivencia, normas incluso no escritas que plasman el respeto a los demás, normas, en suma, que permitan el ejercicio de libertades sin merma para quien las ejerce y para los derechos de los demás.
Cuestión distinta es que el enunciado de una ordenanza nos dirija hacia la protección ambiental y el contendio normativo del reglamento municipal hable de limitaciones al consumo de alcohol en las calles.

Lo de beber por beber y calentar el cuerpo y el espíritu, es consustancial a la cultura universal occidental. Destilados y fermentados, alambiques y barricas han formado y forman parte de nuestra cultura, de nuestra vida como homínidos y además proveen a nuestra economía de pingües beneficios que contabilizan como sector para formar las cuentas generales de nuestro PIB. Y si no saquelen jugo a las recientes declaraciones sobre el vino del Sr. Asnar, que también estuvo por Calatayud...



De ahí que beber en la calle se limite y además se meta al Medio Ambiente de por medio me parezca estúpido.

La ordenanza no estabelce ni una sola descripción ambiental, ni una sola bien digo, que permita establecer siquiera un nexo entre su practica y una afección ambiental.
La norma prohibe la practica del botellón y cuando describe las infracciones que pretende sancionar no habla de medio ambiente, no valora la afección al medio de la práctica del botellón, no dice ni evalúa el daño ambiental de miles de botellas vacías y vasos de plástico abandonados en los espacios públicos.
Solo nos dice que eso no se puede hacer, que si se hace la pagas y si no puedes pagar ya pagarán tus padres y por supuesto abandona al medio urbano y al joven como un despojo.




Quizás el Alcalde de Caltayud tenga miedo a las represalias de la justicia para con el botellón en sus calles.
En cualquier caso la ordenanza impone las mayores sanciones a la desobediencia, obstrucción y ninguneo de la ordenes dadas por la autoridad municipal, bien por medio de sus agentes o directamente por sus actos.

No parece que la norma desee mejorar el Medio Ambiente Urbano de Calatayud, más bien parece que la Corporación calagurritana ha cerrado filas en torno a su primer edil para evitar que algo incontrolable le saque los colores en su nuevo mandato, como ya se los sacaron al primer edil sevillano.

País!!!!!... que diria Forges.


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Abraham Abulafia fue un cabalista español, nacido en Zaragoza (1240-1291) que vivió en Tudela y viajó por Tierra Santa en 1260. Entre otras obras escribió un comentario a la Guía de perplejos de Maimónides.